Por una parte encontraremos una primera dificultad en cuanto a la alineación de visión respecto al problema a explorar. Podemos asumir que cuando un emprendedor decide iniciar su camino tiene ya una visión estratégica "firme" en torno a su idea, sobre todo si nace de una motivación fuerte por atacar un problema en concreto. Si ya cuando exploramos el problema con potenciales clientes es tremendamente complicado no "enamorarnos de nuestra idea" y ser lo suficientemente flexibles como para dejarse llevar por el proceso de exploración y descubrir otros caminos (siempre dentro de nuestro foco), la dificultad es incluso mayor cuando se trata de abandonar la firmeza de nuestra visión para conciliarla con colaboradores o empleados (y ya que se menciona a Steve Jobs como el artífice de la cita que inspira esta reflexión, cualquiera que haya al menos hojeado su biografía sabrá que no era precisamente un ejemplo de "dejarse decir lo que tenía que hacer").
Aunque hayamos solventado ese primer obstáculo e identificado personas con las competencias necesarias para el equipo y que estén de alguna manera alineadas con nuestra visión del problema a solucionar, tendremos que poner sobre la mesa una retribución lo suficientemente interesante como para que deseen dejar lo que tengan y embarcarse en nuestro proyecto (la famosa frase sobre "pagar cacahuetes para contratar monos" ya es todo un clásico en este sentido, aunque por retribución no estamos hablando sólo de la monetaria), pero también habrá que controlar que no nos pongamos una soga al cuello con una estructura fija de costes que lastre el desarrollo de la idea mientras no se obtengan ingresos por ella de manera recurrente (de hecho, en este mundo de "solopreneurs, remote teams and mobile offices", es donde una propuesta de equipos MAD/NOMAD gana enteros como la mejor adaptada al contexto).
Aún y todo, una vez conformado el equipo, la gestión diaria sigue siendo todo un reto para ejercer un liderazgo eficaz, sobre todo si seguimos la máxima de rodearnos de personas de las que valoramos su capacidad de aportar ideas y maneras de hacer las cosas. Comentábamos en otra entrada del blog las tesis de Adam Grant sobre el liderazgo extrovertido VS introvertido, en las que propone el liderazgo de tipo introvertido como el más adecuado para gestionar equipos proactivos, y la ineficacia del líder extrovertido en estos casos. La cuestión sería analizar en qué proporción uno u otro liderazgo están presentes en los emprendedores que deciden poner en marcha un negocio y buscar un equipo para ello (me atrevería a suponer que la extroversión domina el panorama). Y es que, como sabiamente me hacían ver en una conversación reciente sobre liderazgo en el emprendimiento, la principal dificultad está en que "para liderar hace falta liderar... y que otros quieran ser liderados".
[See here for the English version of this entry]
Aunque hayamos solventado ese primer obstáculo e identificado personas con las competencias necesarias para el equipo y que estén de alguna manera alineadas con nuestra visión del problema a solucionar, tendremos que poner sobre la mesa una retribución lo suficientemente interesante como para que deseen dejar lo que tengan y embarcarse en nuestro proyecto (la famosa frase sobre "pagar cacahuetes para contratar monos" ya es todo un clásico en este sentido, aunque por retribución no estamos hablando sólo de la monetaria), pero también habrá que controlar que no nos pongamos una soga al cuello con una estructura fija de costes que lastre el desarrollo de la idea mientras no se obtengan ingresos por ella de manera recurrente (de hecho, en este mundo de "solopreneurs, remote teams and mobile offices", es donde una propuesta de equipos MAD/NOMAD gana enteros como la mejor adaptada al contexto).
Aún y todo, una vez conformado el equipo, la gestión diaria sigue siendo todo un reto para ejercer un liderazgo eficaz, sobre todo si seguimos la máxima de rodearnos de personas de las que valoramos su capacidad de aportar ideas y maneras de hacer las cosas. Comentábamos en otra entrada del blog las tesis de Adam Grant sobre el liderazgo extrovertido VS introvertido, en las que propone el liderazgo de tipo introvertido como el más adecuado para gestionar equipos proactivos, y la ineficacia del líder extrovertido en estos casos. La cuestión sería analizar en qué proporción uno u otro liderazgo están presentes en los emprendedores que deciden poner en marcha un negocio y buscar un equipo para ello (me atrevería a suponer que la extroversión domina el panorama). Y es que, como sabiamente me hacían ver en una conversación reciente sobre liderazgo en el emprendimiento, la principal dificultad está en que "para liderar hace falta liderar... y que otros quieran ser liderados".
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