Por ejemplo, como hemos visto en anteriores entradas, el enfoque alemán está centrado en la operación automática de las plantas y la interoperabilidad, que son aspectos en los que se ven tecnológicamente fuertes. No es casual que la parte académica (representada por Wolfgang Wahlster) de la entente formada para desarrollar el modelo alemán sea especialmente fuerte en las tecnologías semánticas que precisamente posibilitan esos enfoques de interoperabilidad y automatización. Y es que no debemos olvidar que, al fin y al cabo, el objetivo que motiva el diseño de este modelo es el desarrollo de su competitividad (es decir, la de la industria alemana). Aún y todo, también es reseñable que, más allá de esa visión de quienes diseñaron inicialmente el modelo de Industria 4.0, dicha visión se ha ido enriqueciendo (desde otros enfoques e incluso desde otras organizaciones de la propia Alemania) con un mayor peso de la analítica de datos y los “productos inteligentes”.
En todo caso, la terminología “4.0” no debe despistarnos, y debemos ser capaces de ver más allá de los detalles tecnológicos más específicos. Lo que sí debe importarnos son los elementos que comparten todos estos enfoques. Por un lado, tenemos que en definitiva estamos hablando de un modelo de competitividad para las empresas industriales basado en una transformación digital más allá del ámbito de la planta industrial y que se extiende a toda la cadena de suministro de la empresa industrial (ese “enfoque holístico” en el que coinciden los enfoques de diferentes países). Por otro lado, en cada contexto hay que “aterrizar” dicho modelo poniendo el foco en diferentes aspectos o tecnologías. Dicho de otro modo, los matices concretos vendrán dictados por las fortalezas (tecnológicas, industriales, de negocio) que se quieran enfatizar en el modelo de competitividad a desplegar. A partir de ahí, mantener el término de “Industria 4.0” o usar otros equivalentes será lo de menos, mientras cimentemos nuestra visión concreta del modelo en estos pilares básicos.
En todo caso, la terminología “4.0” no debe despistarnos, y debemos ser capaces de ver más allá de los detalles tecnológicos más específicos. Lo que sí debe importarnos son los elementos que comparten todos estos enfoques. Por un lado, tenemos que en definitiva estamos hablando de un modelo de competitividad para las empresas industriales basado en una transformación digital más allá del ámbito de la planta industrial y que se extiende a toda la cadena de suministro de la empresa industrial (ese “enfoque holístico” en el que coinciden los enfoques de diferentes países). Por otro lado, en cada contexto hay que “aterrizar” dicho modelo poniendo el foco en diferentes aspectos o tecnologías. Dicho de otro modo, los matices concretos vendrán dictados por las fortalezas (tecnológicas, industriales, de negocio) que se quieran enfatizar en el modelo de competitividad a desplegar. A partir de ahí, mantener el término de “Industria 4.0” o usar otros equivalentes será lo de menos, mientras cimentemos nuestra visión concreta del modelo en estos pilares básicos.
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