El interesante artículo publicado en TheNextWeb por parte de Mathilde Collin, la CEO de la startup francesa Front, en el que nos cuenta lo más destacado de su experiencia durante su primer mes en la aceleradora de startups más prestigiosa de Silicon Valley, Y Combinator, nos permite conocer de primera mano el planteamiento de dicha aceleradora para su proceso a apoyo a las startups, donde encontramos algunos detalles que invitan a una enriquecedora reflexión respecto a los esquemas a desplegar para el fomento del emprendimiento y la aceleración de startups.
Un aspecto a destacar es el planteamiento "no office" que Y Combinator fomenta en las startups que forman parte del proceso, ya que, como cuenta Mathilde en el artículo, trabajan desde un mini-apartamento donde conviven los miembros de la startup y en realidad no pasan tanto tiempo dentro de las oficinas de Y Combinator. De hecho, como también cita el artículo, los gestores de Y Combinator no son en absoluto partidarios de los espacios de "coworking", ya que consideran que distraen demasiado a los emprendedores y no les permite crear una cultura particular en torno a la cual consolidar su misión.
Muy alineado con este aspecto de evitar distracciones, y en cierto modo paradójico por la imagen que habitualmente se tiene de ecosistemas emprendedores como Silicon Valley, los emprendedores que entran en Y Combinator son muy conscientes del peligro que entraña dejarse llevar por un exceso de networking o de reuniones con potenciales inversores. Este párrafo del artículo de Mathilde Collin es tremendamente elocuente en ese sentido:
Y es que esta última idea resume muy bien gran parte de la filosofía en la que se basa el funcionamiento de Y Combinator: rodear al emprendedor de una red de grandes expertos y una infraestructura a la que pueden recurrir en la medida en la que lo necesiten, pero sobre todo fomentar una manera de trabajo que (1) evite cualquier tipo de distracción que reste tiempo del desarrollo nuclear del negocio y (2) fomentar el contacto directo con clientes y usuarios para contrastar y corregir las evoluciones del producto, haciendo bueno el lema de Y Combinator: "Make something people want".
Muy alineado con este aspecto de evitar distracciones, y en cierto modo paradójico por la imagen que habitualmente se tiene de ecosistemas emprendedores como Silicon Valley, los emprendedores que entran en Y Combinator son muy conscientes del peligro que entraña dejarse llevar por un exceso de networking o de reuniones con potenciales inversores. Este párrafo del artículo de Mathilde Collin es tremendamente elocuente en ese sentido:
"Distractions are endless when you start a business. Grabbing a coffee with another startup founder to “share experiences”, meeting someone just to connect, seeing some investors… But what is most important at the end of the day are your users and what you can do for them. As Paul Graham puts it, “a startup founder should be writing code and talking to users. That’s it.”"
Y es que esta última idea resume muy bien gran parte de la filosofía en la que se basa el funcionamiento de Y Combinator: rodear al emprendedor de una red de grandes expertos y una infraestructura a la que pueden recurrir en la medida en la que lo necesiten, pero sobre todo fomentar una manera de trabajo que (1) evite cualquier tipo de distracción que reste tiempo del desarrollo nuclear del negocio y (2) fomentar el contacto directo con clientes y usuarios para contrastar y corregir las evoluciones del producto, haciendo bueno el lema de Y Combinator: "Make something people want".
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