Uno de los temas que recurrentemente surge cuando hablamos de los diferentes aspectos a tener en cuenta en la creación de una startup es el de su cultura, entendida como un conjunto de valores y actitudes compartidos por la organización, y que marcan una parte importante de su devenir prácticamente desde su fundación. Quería aportar mi visión al respecto apuntando, en esta entrada de blog y en la siguiente, algunas claves que me parecen fundamentales en torno a este concepto.
Antes hacía mención a la idea de los valores como una parte nuclear de la cultura de la startup. De hecho, es muy habitual recurrir al consabido recurso de definir la misión, la visión y los valores como los fundamentos básicos de la estrategia de toda iniciativa colectiva incluyendo, cómo no, las empresariales. Sin embargo creo que tendemos a cometer un error a la hora de definir los valores, ya que de manera habitual (e independientemente de la técnica o dinámica utilizada para su selección) acabamos construyendo una lista donde le concedemos a todos los conceptos igual importancia. Esto hace que, como todos son valorados por igual, acaba convirtiéndose en un recurso “baúl” donde metemos buenos propósitos sin prestar especial atención a ninguno en particular.
El error aquí está en no tener una priorización de lo que para la organización es más importante. Ya sabemos que, si nos ponemos en modo “carta a los reyes magos”, todos querremos que en nuestra startup se cumplan todos los valores que se nos puedan ocurrir como positivos. La clave es: en caso de conflicto entre dos valores, ¿cuál es más importante? ¿Pesa más la flexibilidad de los horarios, o la respuesta inmediata a las demandas del cliente? Recurriendo al símil “castizo” de una partida de cartas, hay que tener bien claro cuál es el “palo que pinta”, porque ese será el que tenga más peso que los otros en cualquier situación. Esto es lo que verdaderamente define la seña de identidad de la organización. Aquí tenemos un buen ejemplo de ello a cargo del proveedor de MOOCs Coursera.
Esta priorización, además, genera dos efectos altamente deseables a la hora de definir la cultura de la startup: (1) tener una base sobre la cual facilitar la elección de los integrantes del equipo y su posterior cohesión en torno a una visión conjunta, y (2) clarificar los criterios que permiten mantener una coherencia a lo largo del tiempo, lo que nos garantiza un marco estable de referencia al que agarrarnos incluso en los momentos difíciles.
[See here for the English version of this entry]
El error aquí está en no tener una priorización de lo que para la organización es más importante. Ya sabemos que, si nos ponemos en modo “carta a los reyes magos”, todos querremos que en nuestra startup se cumplan todos los valores que se nos puedan ocurrir como positivos. La clave es: en caso de conflicto entre dos valores, ¿cuál es más importante? ¿Pesa más la flexibilidad de los horarios, o la respuesta inmediata a las demandas del cliente? Recurriendo al símil “castizo” de una partida de cartas, hay que tener bien claro cuál es el “palo que pinta”, porque ese será el que tenga más peso que los otros en cualquier situación. Esto es lo que verdaderamente define la seña de identidad de la organización. Aquí tenemos un buen ejemplo de ello a cargo del proveedor de MOOCs Coursera.
Esta priorización, además, genera dos efectos altamente deseables a la hora de definir la cultura de la startup: (1) tener una base sobre la cual facilitar la elección de los integrantes del equipo y su posterior cohesión en torno a una visión conjunta, y (2) clarificar los criterios que permiten mantener una coherencia a lo largo del tiempo, lo que nos garantiza un marco estable de referencia al que agarrarnos incluso en los momentos difíciles.
[See here for the English version of this entry]
No hay comentarios:
Publicar un comentario