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El blog de Mikel Niño
Industria 4.0, Big Data Analytics, emprendimiento digital y nuevos modelos de negocio

La planificación inicial de un proyecto de emprendimiento

No todos los proyectos de emprendimiento cuentan con un “colchón” detrás que garanticen unos recursos mínimos durante la exploración, o con la seguridad de que, aunque el proyecto no llegue a buen puerto o se invierta un excesivo tiempo en él, el futuro económico está garantizado por otras fuentes. Cuando la motivación para emprender viene principalmente de la necesidad de encontrar una vía (“la” vía) para el desempeño profesional y la obtención de ingresos, es muy importante diseñar desde el principio una estrategia clara para atender a dos aspectos: la dotación de tiempo y recursos con la que cuento para explorar el proyecto, y la compaginación de la exploración con otras potenciales actividades generadoras de ingresos que pudieran surgir por el camino.

El marco inicial se obtendría de una planificación precisa del margen que nos podemos conceder. En este sentido habrá que considerar la inversión de “fondos propios” que podemos realizar para sostener la exploración mientras no se generen ingresos, y el tiempo del que nos dotamos para obtener un resultado concluyente de dicha exploración. Podemos establecer una similitud con el rigor que aplicaríamos si fuera un proyecto que realizamos para un tercero (por ejemplo, un cliente que nos contratase dicho servicio), donde seguramente sí elaboraríamos un presupuesto y un cierto análisis de costes para comprobar que la duración del proyecto, las tareas implicadas y el coste que se deriva de las mismas se equilibra con el presupuesto del que disponemos. Seguramente en el caso de un proyecto de intraemprendimiento la empresa que inicia esa exploración de una nueva línea de negocio utilizaría esos mismos mecanismos. No sería mala práctica abordar un proyecto de emprendimiento individual con el mismo rigor y la misma planificación inicial.

Debemos prever de antemano que en el camino pudieran surgirnos oportunidades de trabajos alternativos o complementarios, dependiendo de los contactos que se hagan y las posibles referencias que se tengan de otras actividades profesionales que hayamos desempeñado. Es difícil resistirse a esos “cantos de sirena” cuando nuestra motivación por emprender es la de asegurar una fuente de ingresos y esos proyectos complementarios precisamente nos los están proporcionando. Para poder analizar si dichas oportunidades pueden ser interesantes o no, nos puede ser útil identificar los diferentes elementos que las pueden hacer atractivas o contraproducentes, y de esa manera tener un marco con el que ponderarlos correctamente cuando surjan, midiendo cuanto suman o restan a nuestro proyecto principal.

Como elementos a cuantificar en estos proyectos “laterales” deberíamos considerar: lo que nos detraen de tiempo y atención a nuestro proyecto maestro y el coste de oportunidad que eso genera (en el caso de que el éxito de nuestra exploración dependa de aprovechar una cierta “ventana de oportunidad” que puede desaparecer), lo lejanos o no que están de él (para poder buscar sinergias y abordarlos como parte de una misma actividad continuada), si la implicación que nos va a suponer está bien acotada o no, … Todos estos aspectos son los que deberíamos ponderar para compararlos con los ingresos que nos puede generar una oportunidad sobrevenida, y así estar seguros de si es interesante involucrarse en ella o si puede convertirse en “pan para hoy y hambre para mañana”.

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